El año pasado, un estudio de Sagentia reveló que la inmensa mayoría de los adultos británicos afirma que las marcas de belleza y cuidado personal deberían poner más empeño en la fabricación ética. Esta empresa de estudio de mercados encargó una encuesta de más de 2000 personas para averiguar cuál es el mayor tema de preocupación a la hora de escoger productos de cuidado personal y, curiosamente, las credenciales éticas y sostenibles resultaron ser tan importantes como las características sensoriales, por ejemplo las fragancias, con un 34 % y un 31 % respectivamente.
Estos datos ponen de relieve el creciente debate público sobre el cambio climático y la sostenibilidad. Está cambiando radicalmente la opinión de la gente sobre los productos que compran y las expectativas que tienen de las marcas. Ahora, no solo se trata de cuidar de la piel, el cabello o el cuerpo, sino de cuidar de las personas y del planeta también.
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¿Qué hace que un producto sea ético?
Sin duda, muchas marcas líderes en el sector de la belleza y el cuidado personal cuentan con informes y objetivos en materia de sostenibilidad. Sin embargo, este estudio indica que son muchas las personas que desean ver pruebas prácticas y tangibles de cambio en lugar de las habituales declaraciones corporativas. Esto es de vital importancia, especialmente debido a que los consumidores más jóvenes están alertas sobre el greenwashing (blanqueo ecológico) o los reclamos de sostenibilidad sobredimensionados.
Por último, las declaraciones de intenciones sobre la fabricación ética están muy bien, pero es preciso que estas se trasladen a los productos de manera adecuada. Cuando la gente piensa en belleza ética, a menudo piensa en envases sostenibles, aunque se trate solamente de una pieza del puzle. La fabricación ética implica una cadena de producción totalmente transparente, la aplicación de prácticas éticas en todos los puntos clave, desde el abastecimiento a la colaboración con los productores.
El compromiso de Provital con la fabricación ética
En Provital creemos que cuidar es una forma de actuar. Es la fuerza que nos hace avanzar y también representa el compromiso que adquirimos con las personas, las comunidades y el planeta. Basamos nuestro cuidado en la combinación de ciencia y naturaleza con objeto de desarrollar productos sostenibles innovadores, cerciorándonos de que la cadena de producción sea ética. Esto permite a las marcas de belleza integrar un proceso de fabricación totalmente ético en el desarrollo de sus productos.
Provital se enorgullece de ser el primer proveedor de ingredientes cosméticos en obtener el Certificado de Cumplimiento Reconocido Internacionalmente (IRCC, por sus siglas en inglés) del Centro de Intercambio de Información sobre Acceso y Participación en los Beneficios (ABSCH, por sus siglas en inglés). Este certificado demuestra que Provital cumple todos los requisitos del Protocolo de Nagoya. Dirigido a garantizar una participación justa y equitativa en los beneficios derivados de los recursos naturales del planeta, este certificado es la piedra angular de nuestros procesos de fabricación ética.
Un buen ejemplo de nuestras iniciativas de abastecimiento ético sería la labor que realizamos para obtener el buchú (Agathosma betulina) con los pueblos indígenas Khoi y San en Sudáfrica. En colaboración con estas comunidades, aplicamos los principios de acceso y participación en los beneficios del Protocolo de Nagoya para cultivar esta planta medicinal de manera ética y reconocer a los pueblos Khoi y San como los custodios de estos conocimientos. Más cerca de nuestro hogar, Provital también trabaja con agricultores de la Vall del Tenes en Cataluña para cultivar de manera local y sostenible numerosas plantas medicinales e ingredientes botánicos como parte de nuestro proyecto BioDeVaTe.
El sector de la belleza y el cuidado personal debe centrar su atención en las personas y el planeta
Actualmente, es esencial que el sector de la belleza y el cuidado personal adopte plenamente la fabricación ética. No se trata solo de satisfacer las demandas de los consumidores, sino también de desempeñar un papel activo en preservar nuestro planeta para las próximas generaciones. Para alcanzar este objetivo, las marcas deben examinar con atención todos los aspectos de la cadena de producción: ¿de dónde proceden las materias primas de un producto? ¿Se han cultivado de manera sostenible? ¿Ha recibido el productor una remuneración justa? ¿Qué nivel de sostenibilidad tiene nuestra planta de producción? ¿Es el producto biodegradable?
Por supuesto, esto genera una serie de complejos desafíos que pueden implicar transformaciones serias. Sin embargo, con los socios adecuados, podemos colaborar para que el sector de la belleza sea más sostenible y ético y cuide de las personas y del planeta.
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