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Aceites faciales: ¿en qué difieren y cuál es la mejor opción?

El debate entre los diferentes aceites faciales se enmarca en la tendencia de los aceites naturales a base de plantas para el cuidado de la piel y del cabello, que se dirige cada vez más hacia productos de belleza y de higiene personal más ecológicos y sostenibles.

Cada vez son más los consumidores que se fijan bien en los ingredientes que utilizan en su rutina de belleza y buscan alternativas más naturales y respetuosas con el medio ambiente. Por esa razón, y gracias a su versatilidad y sus numerosos nutrientes, los aceites faciales vegetales, como el de almendras o el de jojoba, se han vuelto muy populares.

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En ese contexto, es crucial conocer las diferencias entre los diferentes aceites faciales y así poder definir una buena rutina para el cuidado de la piel adaptada a las necesidades de cada uno. Al mismo tiempo, conocer las propiedades específicas de cada uno de los aceites permite a las marcas desarrollar fórmulas dirigidas a los distintos tipos de piel, para poder abordar las diferentes necesidades de los consumidores.

Aceites vegetales: ¿en qué consiste cada uno de ellos?

Aceite de almendras

El aceite de almendras es un aceite natural extraído de las semillas de las almendras (Prunus dulcis), el fruto de un árbol natural de Oriente Medio y del sur de Asia.

El aceite de almendras dulces, la variedad típica que se utiliza para fines cosméticos y culinarios, es rico en nutrientes (incluyendo la vitamina E, ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico o el ácido linoleico; proteínas, potasio y zinc) y tiene un aroma ligeramente dulce y suave. Es conocido por sus propiedades emolientes e hidratantes, y se ha convertido en un ingrediente popular dentro de los productos de cuidado facial y capilar.

Aceite de jojoba

El aceite de jojoba es una especie de cera líquida que se extrae de la jojoba (Simmondsia chinensis). Los pueblos indígenas del norte de México y del suroeste de los Estados Unidos ya lo conocían y lo utilizaron durante siglos, ya que le atribuían poderes “místicos” para aliviar una infinidad de enfermedades y lesiones corporales, desde cortes y rasguños hasta heridas abiertas.

A pesar de su denominación, es importante tener en cuenta que el aceite de jojoba técnicamente no es un aceite, sino un éster de cera líquida. De hecho, su estructura química es muy parecida a la de los aceites naturales producidos por la piel humana. Los ésteres de cera forman parte de las capas superficiales de la piel de los animales y de las hojas de las plantas, y se usan para el control de la humedad, como forma de protección y como emoliente. Así pues, los ésteres de jojoba son muy similares a los ésteres que componen el 25-30 % del sebo humano.

Asimismo, la jojoba produce cantidades comerciales de este líquido funcional en sus semillas, lo que la convierte en un ingrediente muy valorado para elaborar productos cosméticos y de cuidado personal.

Propiedades del aceite de almendras y de jojoba para el cabello

Cuando hablamos de aceites para el cabello, es importante entender que, en función de su composición, vamos a obtener unos beneficios u otros.

Por un lado, el aceite de jojoba es conocido por las siguientes propiedades:

  • Regula la producción de grasa: debido a que tiene la capacidad de imitar el sebo natural del cuero cabelludo. Esto resulta especialmente importante por los múltiples problemas asociados al cuero cabelludo y a la acumulación de sebo endurecido, que obstruye los folículos capilares y puede provocar descamación. Además, si no se elimina ese sebo endurecido, puede fallar el funcionamiento de los folículos capilares, causar la caída del cabello y, en última instancia, el daño en los folículos. El aceite de jojoba penetra en el cuero cabelludo y en el tallo piloso, y ayuda a disolver el sebo endurecido. Por ello, a menudo se usa para abordar problemas como el cuero cabelludo seco o la caspa.
  • Hidrata: gracias a su composición como éster de cera, que es similar a los aceites naturales producidos por la piel humana.
  • Previene las puntas abiertas y la rotura del cabello.
  • Actúa contra la caída del cabello: dado que ofrece una hidratación efectiva para los folículos capilares, tiene un efecto dominó, es decir, fortalece el cabello y detiene su caída.

Por otro lado, el aceite de almendras también es conocido por los beneficios que aporta en las fórmulas para el cabello:

  • Nutre e hidrata: cuenta con nutrientes que proporcionan un potente efecto a la hora de cuidar del cabello seco y dañado. Gracias a sus propiedades emolientes, ayuda a reducir la sequedad y la descamación, y a conseguir un cuero cabelludo más saludable. Así pues, funciona bien para nutrir y suavizar el cabello.
  • Previene la aparición de caspa: actúa como tratamiento del cuero cabelludo contra la caspa, al prevenir el exceso de levaduras gracias a sus propiedades antimicrobianas.
  • Fortalece el cabello y reduce su caída: su efecto nutriente e hidratante hace que el aceite de almendras desempeñe un papel clave a la hora de fortalecer el cabello. Al mismo tiempo, su alto contenido en vitamina E resulta esencial para prevenir la pérdida de cabello, gracias a la mejora de la microcirculación cutánea.
  • Corrige los déficits en ácidos grasos esenciales: algunos problemas de la piel, como la dermatitis, la alopecia y la despigmentación del cabello, pueden atribuirse a esta causa y revertirse mediante la aplicación tópica de aceites ricos en ácido linoleico, como el aceite de almendras.

Aceites faciales: ¿cuál es la mejor opción?

De nuevo, tanto el aceite de almendras como el aceite de jojoba son opciones que nos ofrecen beneficios únicos, pero, en función del tipo de piel o de las necesidades personales, puede ser más conveniente uno u otro.

En el caso del aceite de jojoba, los beneficios más relevantes que aporta a las formulaciones cosméticas son los siguientes:

  • Humectante natural: destaca por su semejanza con el sebo humano y ayuda a hidratar y nutrir la piel, formando una fina capa lipoidea sin dejar una sensación grasa. Es por ello por lo que el aceite de jojoba es clave para curar tatuajes, entre otras aplicaciones. Se suele recomendar para todo tipo de pieles (incluida la piel grasa y con tendencia acneica), ya que también permite equilibrar la producción de grasa y proporciona nutrición sin obstruir los poros. Así pues, genera una capa parcialmente porosa que fomenta una respiración transepidérmica excepcional y el control de la hidratación.
  • Ayuda a retener el agua: reduce de forma significativa la pérdida de agua transepidérmica, además de aportar otras propiedades hidratantes beneficiosas, a la vez que permite la transpiración de gases y de vapor de agua.
  • Protege: limita la acumulación de gérmenes en los poros, protegiendo así la piel frente a infecciones bacterianas y acné recurrente.

Por su parte, las propiedades del aceite de almendras son las siguientes:

  • Nutre: de hecho, es especialmente beneficioso para pieles secas, ya que las deja suaves y lisas.
  • Tiene un efecto calmante: proporciona un alivio inmediato para la piel irritada o con problemas como picazón, hinchazones, psoriasis o eccemas.
  • Piel sensible: se suele recomendar como tratamiento para la piel sensible y para la piel de los niños, así como para cualquier persona con una baja tolerancia a las fórmulas con alcohol.
  • Repara la barrera cutánea: gracias a su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados y sus propiedades emolientes, fomenta la restauración del equilibrio lipídico de la piel y su función barrera. Debido a que la piel seca contiene pocos ácidos linoleicos, el aceite de almendras puede desempeñar una función importante a la hora de restaurar la función barrera de la piel.
  • Antioxidante: contiene cantidades significativas de vitamina E, magnesio, fósforo y cobre, todos ellos conocidos por sus potentes propiedades antioxidantes.
  • Propiedades curativas: también interviene a la hora de curar quemaduras superficiales y problemas como la dermatosis.
  • Función fotoprotectora: gracias a su contenido en α-tocoferol, demuestra una fuerte actividad contra los radicales libres producidos por la radiación UV.

Conclusiones sobre la comparación de aceites faciales

En resumen, la información sobre los diferentes aceites faciales nos lleva a la siguiente conclusión: su uso depende de las necesidades y preferencias de cada persona para su rutina de cuidado facial y capilar.

A continuación, dejamos algunas cuestiones que hay que tener en cuenta:

  • Si bien es cierto que el aceite de almendras se considera seguro para la mayoría de pieles, las personas con tendencia acneica deben tener cuidado, ya que resulta moderadamente comedogénico. En cambio, para este tipo de pieles, el aceite de jojoba es una mejor opción, dado que es no comedogénico, lo cual significa que no obstruye los poros.
  • La textura también puede ser determinante para optar por un aceite u otro: el aceite de jojoba presenta una textura ligera y no grasa, mientras que el aceite de almendras puede dejar una sensación un poco más densa, que otras personas pueden encontrar más reconfortante.
  • Las personas con la piel seca o sensible pueden recurrir al aceite de almendras, puesto que es altamente emoliente y rico en nutrientes.
  • En cambio, una piel inflamada puede beneficiarse más de las propiedades antiinflamatorias del aceite de jojoba.
  • Ambos aceites son buenos para la piel madura o envejecida, aunque en ese sentido destaca más el aceite de almendras, por su alto contenido en vitamina E, que actúa como antioxidante y ayuda a proteger la piel de los radicales libres, a la vez que ayuda a repararla.

En definitiva, tanto el aceite de jojoba como el aceite de almendras ofrecen excelentes beneficios y se añaden a la amplia lista de ingredientes naturales que están revolucionando el sector de la cosmética y del cuidado capilar.Como parte de esta imparable tendencia, en Provital hemos desarrollado aceite de jojoba y aceite de almendras dulces de alta calidad, dentro de nuestra línea OilyCares, con la intención de ayudar a las empresas a estar más alineadas con las demandas actuales de los consumidores que requieren aceites faciales vegetales, efectivos y naturales.

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