Gracias a la comprensión de los mecanismos que actúan detrás de los radicales libres, al observar las funciones de la superóxido dismutasa podemos ver la manera en la que ha avanzado la ciencia cosmética.
En pocas palabras, los radicales libres son las moléculas inestables con electrones desapareados, que están detrás del estrés oxidativo y los daños en las estructuras celulares, incluidos los lípidos, las proteínas y el ADN. Un aspecto fundamental para la ciencia cosmética, ya que se trata de un daño directamente relacionado con la aceleración de los procesos de envejecimiento.
En este contexto, la superóxido dismutasa (SOD) es un antioxidante clave que se ha introducido en el léxico del cuidado de la piel. De hecho, las funciones de la superóxido dismutasa, así como su mejora con antioxidantes potentes, encierran potencial para iniciar una nueva era en los tratamientos antioxidantes.
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Superóxido dismutasa: funciones y definición
La superóxido dismutasa (SOD) es una enzima fundamental y un componente crítico del sistema natural de defensa antioxidante, que trabaja para neutralizar los radicales libres y mitigar el estrés oxidativo.
De este modo, las funciones de la superóxido dismutasa pueden resumirse de la siguiente manera:
- Defensa antioxidante: La SOD cataliza la conversión de los radicales superóxido (O2•−) en oxígeno (O2) y peróxido de hidrógeno (H2O2), sustancias menos nocivas, lo que protege eficazmente a las células del estrés oxidativo. Esto es importante porque, si no se neutralizan rápidamente, los radicales superóxido pueden causar un daño oxidativo significativo a las células.
- Modulación de las respuestas inflamatorias: ya que los radicales superóxido intervienen en los procesos inflamatorios, la SOD puede ayudar a modular la respuesta inflamatoria, reduciendo los niveles de radicales superóxido.
- Mecanismos de reparación celular: La SOD desempeña un papel clave en la protección de los componentes celulares (como proteínas, lípidos y ADN) frente al daño oxidativo. Por lo tanto, favorece la salud y la función celular en general, incluida la función mitocondrial, que podría ser susceptible al daño oxidativo.
- Efectos neuroprotectores: el estrés oxidativo y el daño causado por los radicales libres también pueden estar implicados en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. En este contexto, las funciones de la superóxido dismutasa como antioxidante pueden contribuir a importantes procesos de neuroprotección.
Si bien estas funciones principales de la superóxido dismutasa revelan el papel fundamental de esta enzima en la salud general, al examinar sus propiedades cosméticas también descubrimos propiedades extraordinarias. Hay que destacar la capacidad de la superóxido dismutasa como único antioxidante enzimático capaz de reaccionar con los radicales superóxido (O2•−), convirtiéndose en uno de los antioxidantes más potentes que existen. Sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad de reparación celular han sido también claves para su extendido uso en cosmética, incluidos los tratamientos antienvejecimiento, las cremas hidratantes y los protectores solares.
Limón eco: un poderoso aliado para las funciones de la superóxido dismutasa
Para mejorar la eficacia de los productos para el cuidado de la piel, merece la pena examinar la posibilidad de desarrollar fórmulas que actúen de forma sinérgica. En el caso de los antioxidantes, a la hora de proporcionar una protección completa contra un amplio espectro de radicales libres, destaca la vitamina C.
Precisamente en este contexto, el limón o Citrus limonum Risso (L.) Burm ha cobrado protagonismo. El extracto de limón, utilizado con fines medicinales y cosméticos en muchas tradiciones, debe su actividad antioxidante a su contenido en flavonoides y vitamina C, principalmente.
La vitamina C es un excelente antioxidante endógeno que, como la SOD, es capaz de reaccionar directamente con el O2- y convertirlo en una especie no reactiva.
Comparar las funciones de la superóxido dismutasa con las de la vitamina C es importante, ya que estos dos antioxidantes actúan de forma diferente: La SOD es un antioxidante enzimático, mientras que la vitamina C actúa como un agente no enzimático. Las enzimas antioxidantes, como la SOD, convierten los productos oxidativos peligrosos en peróxido de hidrógeno (H2O2) y luego en agua, en un proceso de varios pasos realizado en presencia de cofactores como el cobre, el zinc, el manganeso y el hierro (2H++ 2O-2 → O2 + H2O2). Por otra parte, los antioxidantes no enzimáticos actúan interrumpiendo las reacciones en cadena de los radicales libres. De hecho, la vitamina C reacciona con O2•− y •OH en el citoplasma para convertirse en un radical de vitamina C, que puede oxidarse de forma natural.
Al margen de su mecanismo de acción, la vitamina C presenta también una importante actividad eliminadora de radicales libres, además de otros beneficios, como propiedades fotoprotectoras, ya que neutraliza los radicales generados por la radiación UVB.
En realidad, la actividad conjunta de los flavonoides (también presentes en el limón) y las vitaminas ha demostrado ser un potente agente antioxidante, antirradicales libres y fotoprotector, por lo que resulta beneficioso para reducir los procesos oxidativos y los efectos del envejecimiento en la piel (Maia Campos, P.M. et al, 2006).
En definitiva, partiendo de tendencias actuales como la preferencia por ingredientes familiares en cosmética, y de tendencias avanzadas como la nutricosmética, el limón se convierte en un buen aliado para las marcas que buscan ampliar su catálogo de antioxidantes, y alinearse, además, con las preocupaciones actuales de los consumidores.
En este contexto, ingredientes naturales como el Limón eco de Provital ofrecen una nueva perspectiva para las fórmulas antioxidantes avaladas por la ciencia.
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