La luz azul se está convirtiendo en una preocupación creciente entre los consumidores. Según un estudio de mercado realizado por NPD Group, los consumidores son más conscientes que nunca de la amenaza que supone la luz artificial para su piel. Hoy en día, el 23 % de los adultos en EE.UU. sabe lo que significa el término «luz azul», por lo que el 40 % de los consumidores estadounidenses ya ha probado o le interesa probar productos cosméticos con protección contra la luz azul. Esto muestra un cambio muy interesante en las tendencias para la protección solar. Como consecuencia, en la industria cosmética surge la necesidad de invertir en investigación y desarrollo para beneficiarse de este mercado emergente.
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¿Qué es la luz azul?
La luz azul, también conocida como luz de alta frecuencia o por sus siglas en inglés HEV (High Energy Visible) es un tipo de radiación similar a la radiación ultravioleta (UV) con una longitud de onda de entre 400 y 500 nm aproximadamente. Aunque el sol emite este tipo de radiación de forma natural, también es producida por fuentes de luz artificial. La luz azul se emite de forma continuada desde dispositivos como pantallas de televisión, móviles, tabletas, ordenadores y bombillas LED. De hecho, las investigaciones sugieren que más del 80 % de la luz azul que llega a nuestros cuerpos a través de la piel y las retinas proviene de la luz de nuestros hogares y lugares de trabajo.
Cómo afecta la luz azul a la piel
La piel es delicada, y además está especialmente expuesta a todo tipo de factores ambientales que la agreden y la afectan, propiciando un envejecimiento prematuro. La luz azul es uno de esos factores. La potencia con la que los aparatos electrónicos la emiten hace que sea capaz de atravesar las capas exteriores de la piel y llegar a un nivel incluso más profundo que los rayos ultravioleta.
Todo ello tiene efectos más que visibles a medio y largo plazo. En primer lugar, esa luz azul altera el normal funcionamiento de las moléculas que se encargan de que la piel permanezca hidratada. De esta forma, se acelera el proceso de envejecimiento, la piel pierde brillo, luminosidad y tersura.
En segundo lugar, la exposición de la piel a la luz azul puede llegar a afectar a la producción de colágeno. Esta proteína es también fundamental para la buena salud de la dermis, puesto que contribuye a que los tejidos se mantengan fuertes. Explicado de otra forma; esa exposición tiene otro efecto secundario evidente, que es la aparición precoz de arrugas y el envejecimiento prematuro.
Ambos aspectos tienen también relación con otro de los efectos de la exposición a la luz azul de la piel, que no es otra que favorece la acción de los radicales libres. Estos son moléculas que el organismo produce pero que alteran la producción de colágeno y elastina, de manera que la piel pierde elasticidad y firmeza.
Y un último efecto reseñable de la exposición la luz azul es que se estimula la producción de melanocitos. Estos son los responsables de la aparición de manchas en la piel que a veces son difíciles de difuminar y mucho más de eliminar.
Protegerse de la luz azul de una forma natural
La exposición a la luz azul no siempre es evitable. Por ese motivo, es fundamental aportar a la piel los nutrientes y agentes protectores necesarios para mantenerse correctamente hidratada y nutrida. Y, en ese sentido, la naturaleza nos provee de infinidad de principios y compuestos que ayudan a protegerse.
La importancia de aplicarse productos cosméticos con principios que mitiguen las consecuencias de la luz azul en la piel es algo que aún no se ha asumido por la gran mayoría de las personas. Es un mercado aún poco explotado, pero realmente necesario.
Fórmulas ricas en antioxidantes, en vitamina C y E son la base de esos productos protectores de nuestra piel. Se pueden obtener de diferentes plantas y frutos. El arándano, por ejemplo, no solo es rico en esos antioxidantes, también en aceites esenciales. Es, por ello, uno de los aliados más conocidos y empleados para combatir los efectos de la luz azul.
Otro sería la trehalosa de origen vegetal, un azúcar capaz de proteger las proteínas celulares de las lesiones que provocan los radicales libres. Y a ella habría que añadir los diferentes aceites vegetales que consiguen hidratar, nutrir la piel y ayudarla a regenerarse de cualquier daño producido por agentes externos.
El aceite de coco o el de jojoba, por ejemplo, son grandes humectantes. Con efectos antioxidantes se pueden mencionar desde el aloe vera hasta la cúrcuma o el jengibre. La caléndula favorece el rejuvenecimiento de la piel, al igual que la manzanilla, rica en alfa-bisabolol.
La lista continúa: la rosa, gracias a su contenido en vitamina C rehidrata; y tanto el tomillo como la lavanda o el romero tienen propiedades regeneradoras importantes para combatir los efectos de la luz azul en la piel.
El efecto de la luz azul en la salud de nuestra piel
Aunque se está investigando todo el espectro de efectos que la luz azul tiene sobre la piel, los estudios sugieren que su impacto es comparable al de los daños causados por el sol. Por ejemplo, en un estudio de 2010 publicado en el Journal of Investigative Dermatology, los investigadores descubrieron que los efectos de la exposición a la luz azul incluían efectos similares a los causados por los rayos UVA, como pigmentación, enrojecimiento e hinchazón. Este estudio se llevó a cabo en gran medida en personas con tonos de piel más oscuros, lo que sugiere que las personas que no suelen quemarse con el sol también deben protegerse contra la radiación de luz azul.
En esencia, la luz azul es un tipo de contaminación. Este tipo de radiación, derivada de los dispositivos electrónicos y las ondas de radio, parece tener, sin lugar a dudas, un efecto negativo sobre nuestra salud cutánea. Aunque este estudio se realizó a pequeña escala, los resultados indicaron que existe una alta probabilidad de que la luz azul tenga afecto en la salud dérmica y acelere el proceso de envejecimiento de todos los tipos de piel. Teniendo en cuenta la cantidad de tiempo que la mayoría de las personas pasan frente a pantallas o bajo luz artificial, proteger la piel contra la luz azul debería ser una prioridad.
Rutinas diarias para cuidar la piel
Incorporar a las rutinas diarias del cuidado de la piel productos con esos principios activos que ayuden a paliar las consecuencias de la exposición a la luz azul es importante. Lo es especialmente para esas zonas más expuestas, más visibles y también más delicadas, como son las manos y el rostro.La tecnología nos permite evolucionar y seguir avanzando, pero también tiene consecuencias en la salud de nuestra piel. Pero afortunadamente, la naturaleza nos da las herramientas para combatir esos efectos de manera totalmente natural e inocua, tanto para nuestra propia salud como para la del planeta.
Desarrollo de productos cutáneos con protección contra la luz azul
Teniendo en cuenta los riesgos asociados a la exposición a la luz azul (y el consiguiente interés de los consumidores por protegerse contra su radiación), los fabricantes de cosméticos se enfrentan a la necesidad de desarrollar productos innovadores para el cuidado dermatológico que contengan protección contra la luz azul. La línea de investigación más lógica sería dentro del sector de la protección solar, puesto que muchos productos de esta categoría ya contienen protección UV y antioxidantes como protección contra los radicales libres.
Además, al añadir protección contra la luz azul, las marcas de protección solar podrían irrumpir en nuevos mercados lucrativos. Como demuestra el estudio mencionado anteriormente, la luz azul afecta tanto a individuos con tonos de piel claros como oscuros. Por ejemplo, el 17 % de los consumidores indios estarían interesados en productos de cuidado solar que protejan contra la luz azul de las pantallas. Aunque anteriormente las personas de tez oscura hayan mostrado menos interés por el mercado de la protección UV, la formulación de productos con protección contra la luz azul presenta una nueva e importante oportunidad para los fabricantes de productos de protección solar, ya que les permitirá llegar a un espectro mucho más amplio de consumidores.
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