Cocreando Belleza Natural

¿Cómo ha evolucionado el movimiento slow beauty en 2020?

Las opciones de estilo de vida slow son desde hace tiempo una tendencia clave, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Desde 2015, se habla cada vez más del estilo de vida saludable y las menciones en diversas redes sociales han crecido un 1 470 %. Los millennials y la generación Z eligen opciones más saludables, como beber menos, hacer más ejercicio y adoptar dietas basadas en alimentos vegetales. Esto refleja un enfoque más holístico de la salud y el bienestar que se encuentra en el eje central de un estilo de vida slow, que incluye desde alimentos hasta productos de limpieza. Naturalmente, esta tendencia se ha extendido al sector de la belleza y el cuidado personal, donde el movimiento slow beauty se ha convertido en una de las filosofías más influyentes.

Este enfoque holístico incluye la comida, la moda, la belleza, el cuidado personal y doméstico, los viajes, la tecnología de consumo, el ocio, la hostelería, el comercio minorista, las finanzas, etc. Ha obligado a todos los sectores a entrar en el marketing del bienestar. En otras palabras, los estilos de vida saludables están en auge. Los consumidores buscan productos que se centren en lo natural y lo auténtico, y rechazan todo lo artificial o procesado. Persiguen un estilo de vida saludable como modo de encontrar el equilibrio en medio de la incertidumbre global que viven hoy día. Desde 2015, el estilo de vida saludable se menciona cada vez más y muestra un crecimiento total del 1470 %. Es obvio que los consumidores están cada vez más preocupados por llevar estilos de vida holísticos y saludables.

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Definición de slow beauty

El movimiento slow beauty ha sido, sin duda, una influencia fundamental en el sector de la belleza en la última década. Solo desde 2015, las menciones de «slow beauty» en las redes sociales han aumentado más del 29 000 %. Sin embargo, los consumidores están divididos en lo que respecta al significado de «slow beauty». Han surgido muchas definiciones en las que se incluyen los productos ecológicos, libres de crueldad animal y con ingredientes orgánicos.

El movimiento slow beauty forma parte de un estilo holístico de vida saludable. Por ejemplo, el 55 % de los consumidores coinciden en que la dieta que llevamos influye mucho en el aspecto de nuestro cutis (Mintel, 2020). Por tanto, los consumidores buscan ingredientes naturales que no sean tóxicos, y aplican la lógica de que si no te lo puedes comer, probablemente no sea seguro aplicártelo sobre la piel. Por tanto, slow significa natural, y natural significa seguro. Y es seguridad lo que actualmente buscan los consumidores —especialmente los más jóvenes— en los productos de belleza y cuidado personal. 

Las estadísticas revelan que en Estados Unidos el 52 % de los adultos con edades comprendidas entre 18 y 24 años considera que los productos naturales son más seguros que los convencionales. Además, el 56 % de las personas que utilizan productos naturales y orgánicos cree que los «productos slow» son naturales. El año pasado, en Estados Unidos el 49 % de los adultos con edades comprendidas entre 18 y 24 años optó por productos de belleza slow, lo que indica con claridad el poder de esta tendencia.

¿Cómo va a transformarse el movimiento slow beauty en la próxima década?

Sin embargo, el comienzo de la pandemia mundial ha traído consigo un nuevo conjunto de imperativos del movimiento slow beauty. La base de la filosofía no varía: teniendo en cuenta la naturaleza de la crisis, la gente busca productos ecológicos y libres de crueldad animal. A medida que la pandemia expone la fragilidad de nuestro medio ambiente —y actúa como precursor del posible impacto que podría tener la crisis climática—, los consumidores centran aún más su atención en opciones con conciencia ecológica.
Dicho esto, la higiene se ha convertido en una preocupación aún mayor. Como hemos mencionado, el concepto «slow» está tomando un enfoque muy literal, dado que existe un mayor interés en las fórmulas higiénicas, los tipos de aplicación y la estabilidad del producto. Por ejemplo, los consumidores desean que los cosméticos incluyan menos conservantes, aunque también les preocupa su caducidad. Si bien la producción en pequeños lotes puede ser una opción viable para las pequeñas marcas independientes de cuidado de la piel, las grandes marcas deben hacer una mayor inversión en biotecnología para aumentar el periodo de caducidad de los productos. Otra tendencia clave son los formatos «touchless» (sin contacto) como los espráis, que permiten al usuario aplicarse el producto sobre la marcha sin tocarse el rostro.

Máxima relevancia en la década de 2020

Para atraer a los consumidores, las marcas pueden hacer dos cosas: ser transparentes y tener conciencia ecológica. Infundir confianza y fomentar este nuevo mensaje de slow beauty implica que las marcas deben optar por ingredientes naturales u orgánicos, explicar con claridad de dónde se obtienen los ingredientes y cuáles son sus propiedades y, por último, obtener certificaciones si es posible. En Provital somos muy conscientes de esta demanda, por lo que confiamos en los tesoros que nos brinda la naturaleza. Las flores y las plantas, extraídas de la naturaleza y convertidas en activos, son la esencia de nuestros productos. Un ejemplo de ello es Xeradin, un principio activo certificado por Ecocert como natural y sostenible. 

Sin embargo, para promover un mensaje de conciencia ecológica y destacar entre la multitud de marcas «slow», es preciso que las marcas no se centren únicamente en los productos propiamente dichos y en la lista de ingredientes libres de determinadas sustancias. Deben demostrar que están comprometidas con un conjunto de acciones éticas y ecológicas con las que se identificará un número cada vez mayor de consumidores que cree en el movimiento slow beauty. Dado que los nuevos acontecimientos mundiales determinan todos los aspectos del mercado, es esencial que la industria de la belleza y el cuidado personal siga prestando oído a las crecientes preocupaciones de los consumidores.

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