El término «adaptógeno» está de moda en el sector de la belleza y la salud. Pero antes de seguir analizando su futuro impacto en el sector de la belleza, es necesario hacer una breve introducción. Los adaptógenos son sustancias no tóxicas de origen vegetal conocidas por ayudar al cuerpo a adaptarse a factores de estrés de todo tipo —físicos, químicos o biológicos—, permitiendo estabilizar nuestros procesos fisiológicos y promoviendo la homeostasis en nuestras células. Estas raíces y hierbas llevan siglos utilizándose en las prácticas médicas tradicionales chinas y ayurvédicas. Un ejemplo de adaptógeno es la planta ayurvédica ashwagandha.
Sin embargo, el concepto de adaptógeno fue utilizado originalmente por Nikolái V. Lázarev en 1947 para hacer referencia a una sustancia que aumentaba presuntamente la resistencia no específica a influencias adversas como el estrés. El término «estrés» se utiliza aquí en el sentido clásico, según la definición de Hans Selye, como estado de homeostasis amenazada (Reflection Paper on the Adaptogenic Concept, Agencia Europea de Medicamentos, HMPC, 8 de mayo de 2008). El concepto fue aplicado más tarde en la antigua Unión Soviética para describir tratamientos que se pensaba que aumentaban la resistencia de los organismos al estrés biológico.
Entre los adaptógenos utilizados en alimentos y bebidas se incluyen la maca, la moringa, la albahaca sagrada, la ashwagandha, la rodiola y el amla (grosella espinosa de la India), así como algunas setas medicinales, como el chaga, el reishi y el cordyceps. Las hierbas ayurvédicas se utilizan habitualmente en productos de belleza adaptogénicos, y son también la fuente de muchos extractos de Provital, como el de cúrcuma, de ginseng y de amla, así como de productos como Kerascalp, que se obtiene a partir del amla.
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Ashwagandha
Muchos consideran que el ayurveda es la ciencia de la salud más antigua del mundo —se originó en la India hace más de 5 000 años. El ayurveda se basa en la prevención, por lo que recomienda mantener la salud prestando atención a lograr el equilibrio en la vida, incluyendo formas adecuadas de pensamiento, buenos hábitos de alimentación, un estilo de vida saludable y el uso de hierbas.
Una de ellas es la ashwagandha, una hierba ayurvédica cuya raíz y fruta que se utiliza desde generaciones para preparar medicamentos. La ashwagandha tiene muchos usos; algunas personas la consumen para mejorar sus habilidades mentales o para reducir el dolor, la inflamación y la hinchazón. También se puede aplicar en la piel para tratar heridas y dolor de espalda, y para prevenir los efectos del envejecimiento. En la medicina ayurvédica, india y unani, la ashwagandha es conocida como el «ginseng indio», y también se utiliza en la medicina tradicional africana para tratar una gran variedad de dolencias.
El renacimiento de los adaptógenos
Pese a que no existe una definición ampliamente aceptada del término «adaptógeno» y de que el concepto siga requiriendo investigación clínica y preclínica, los adaptógenos como la ashwagandha y otras hierbas ayurvédicas están saliendo de la sombra y viven un resurgimiento.
A pesar de que un estudio reciente muestra que, de todos los lanzamientos de productos de belleza y cuidado personal entre julio de 2015 y junio de 2019, solo un ínfimo 0,02 % contienen ingredientes adaptógenos, y pese a que estos se benefician de la reputación de estos ingredientes para el bienestar o el alivio del estrés principalmente en alimentos y bebidas, podemos esperar que aparezcan cada vez más en lanzamientos de productos de belleza con la promesa de proteger la piel contra factores de estrés ambientales, así como de características antiedad, que se mencionan en un 70 % de los productos de belleza con adaptógenos.
Esto se debe al hecho, sencillo pero innegable, de que son cada vez más los consumidores que se interesan por productos de belleza y cuidado personal alternativos y naturales que mejoren su salud y bienestar.
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