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Aceite de jojoba para la cara: el ingrediente clave para una barrera cutánea sana

A medida que crece la percepción positiva en torno al cuidado de la piel a base de aceites, el aceite de jojoba para la cara va ganando popularidad. Tal y como confirman investigaciones especializadas, los productos para el cuidado de la piel a base de aceite están ganando adeptos, gracias a su textura única, sus propiedades hidratantes y la actual preferencia por los ingredientes botánicos y naturales. En esta misma línea se encuentra también una encuesta según la cual el 71 % de los consumidores utilizan aceites faciales por su “buen efecto hidratante”, tal como afirma Mintel.

En vista del protagonismo actual de los aceites sostenibles de origen vegetal y que ahora los consumidores buscan sustitutos de los aceites minerales, el aceite de jojoba para la cara destaca por su perfil químico único y sus distintas capacidades hidratantes. Sus compuestos se asemejan mucho a los aceites naturales producidos por la piel humana, de modo que comparando el aceite de almendras con el aceite de jojoba, por ejemplo, resaltan los beneficios únicos de este último, incluidos sus extraordinarios efectos para una barrera cutánea sana.

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La evolución de los claims de los aceites para la cara: hacia una barrera cutánea sana

Los claims sobre la barrera cutánea van suscitando cada vez más interés, a medida que tanto los consumidores como las marcas comprenden la importancia de dicha barrera.

En pocas palabras, la barrera cutánea es la capa externa de la piel encargada de protegerla de los factores estresantes. Forma parte del estrato córneo y está compuesta de proteínas, lípidos, grasas y células muertas. Actúa como un agente protector, reteniendo la humedad e impidiendo que las sustancias químicas y los posibles agentes infecciosos traspasen la barrera.

La barrera cutánea puede dañarse de distintas formas: desde afecciones médicas como el acné, la dermatitis atópica y la psoriasis hasta el uso de productos cosméticos agresivos o rutinas de belleza agresivas.

Debido a su función esencial, una barrera cutánea dañada puede ser la causa principal de importantes daños que afectan a la salud de la piel en general. Esto puede tener múltiples consecuencias: desde acné e infecciones hasta inflamación y/o piel seca y escamosa.

Dada la importancia de una barrera cutánea sana, los claims en torno a su salud y correcto funcionamiento son cada vez más frecuentes, por lo que los tratamientos se vuelven más sofisticados y completos, incluyendo incluso aquellos que combaten los efectos de la contaminación sobre la barrera cutánea.

Cómo reparar y cuidar la barrera cutánea

  • Siendo más atento con las rutinas de limpieza. Para el lavado facial se recomienda agua tibia, pero no hirviendo. También se aconseja que los masajes de limpieza sean breves, además de utilizar limpiadores sin jabón, para garantizar que no se eliminen los valiosos aceites naturales y las bacterias beneficiosas presentes en la piel, ya que son fundamentales para la salud de la barrera cutánea.
  • Eligiendo exfoliantes suaves. Esto incluye tratamientos que vayan más allá de la niacinamida y el ácido láctico y opten por exfoliantes suaves de origen vegetal.
  • Protegiendo la piel del sol usando protectores solares adecuados.
  • Utilizando productos neutros en lo que respecta al pH.
  • Garantizando una hidratación profunda de la piel. El producto hidratante adecuado imitará los componentes naturales de la barrera cutánea y, por tanto, mejorará su salud a nivel molecular. Es aquí, precisamente, donde destacan los aceites vegetales en general y el aceite de jojoba para la cara en particular.

Aceite de jojoba: el ingrediente clave para el cuidado de la barrera cutánea

Si observamos la composición química y las propiedades del aceite de jojoba, nos damos cuenta de que puede convertirse en uno de los mejores ingredientes cosméticos actuales para el cuidado de la piel del rostro.

Sus excelentes propiedades emolientes, hidratantes y de estabilidad oxidativa inherentes lo convierten en uno de los mejores materiales lipídicos cosméticos, naturales o sintéticos. No obstante, el aceite de jojoba es también, con toda probabilidad, uno de los ingredientes cosméticos más incomprendidos.

De hecho, el aceite de jojoba es una mezcla compleja de ésteres lineales de cadena larga de origen natural, lo que lo diferencia de otros aceites vegetales (aceites de semillas de triglicéridos) en muchos sentidos. Esto es lo que distingue, en muchos aspectos, a este ingrediente natural de otros aceites vegetales (aceites de semillas de triglicéridos). En lo que respecta al cuidado de la barrera cutánea, quizá lo más significativo sea el hecho de que la estructura química de la jojoba se asemeja mucho a los aceites que produce la piel humana de forma natural. Los ésteres lineales (de cera) forman parte de las capas superficiales de la piel animal y de las hojas de las plantas, empleándose para controlar la humedad, proteger y como emoliente. Los ésteres de jojoba son muy similares a los ésteres que constituyen el 25-30 % del sebo humano.

Técnicamente, los ésteres de cera se utilizan principalmente para controlar la humedad, proteger y por sus propiedades emolientes en plantas y animales. Sin embargo, el árbol de jojoba es una de las pocas plantas que producen cantidades comerciales de este material líquido funcional en sus semillas, una cualidad que ha colocado dicho ingrediente en el centro de numerosas iniciativas de éxito en el mercado cosmético, incluido el desarrollo de productos de aceite de jojoba para el cuidado de los tatuajes.

Como el aceite de jojoba es completamente miscible con el sebo facial, al aplicarlo sobre la piel forma una capa lipoide muy fina y no grasa de jojoba y sebo, que proporciona una respiración transepidérmica y un control de la humedad excepcionales. Además, a diferencia de los materiales oclusivos grasos, la jojoba activa un proceso de hidratación en seco no graso ni pegajoso.

El aceite de jojoba para la cara es, por tanto, capaz de dejar en la piel una rica sensación aterciopelada no grasa, mientras minimiza la pérdida de agua y mejora la flexibilidad y elasticidad de la piel. Todo esto es clave para satisfacer las preferencias actuales de los consumidores por aceites de origen vegetal, que proporcionan una textura agradable y que aportan, a la vez, propiedades cosméticas avanzadas, basadas en la ciencia.

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